Carlos Rodríguez, Opinión

En tiempos de coronavirus, la carne de vacuno es protagonista

Ante la situación de confinamiento actual, debido a la crisis sanitaria del coronavirus, la carne de vacuno está ganando protagonismo e importancia.

Cuando las cosas se ponen serias, buscamos seguridad

Y es que ya nos lo decían nuestros padres y abuelos. No hay nada como una situación dura para volver a la realidad de las cosas y diferenciar lo superfluo de lo importante.

Llevamos ya más de un mes de confinamiento y estamos viendo cómo van cambiando las preferencias de compra en los hogares, cuando la restauración y otros canales de consumo están de momento cerrados.

Sin perder de vista la histórica y dramática situación que estamos viviendo debido al coronavirus, desde luego es una magnífica ocasión para aquellos que buscan comportamientos de compra de alimentos y ver cómo nos comportamos realmente en esta situación, más allá de encuestas y entrevistas en las que tanto nos gusta mentir.

Durante estas semanas, ya se podrían adivinar dos principales fases.

Primera etapa: vuelta a los orígenes

Solemos tener la memoria frágil, pero no deberíamos olvidar ciertos comportamientos que algunos jamás pensaron que sucederían. En pleno ataque al sector cárnico desde infinidad de lobbies y por causas injustificables, nos encontramos que la primera semana de confinamiento, hubo unos pocos productos que desaparecían sistemáticamente de los lineales. Uno de ellos fue la carne en sus diferentes categorías y, por supuesto, la carne de vacuno y sus derivados fue uno de ellos.

¿Por qué? Por sentido común, por seguridad, por racionalidad y probablemente por muchos otros motivos, pero de entre todos destacaría uno: memoria o instinto genético.

Pese a que muchos quieran cambiar en unos pocos años lo que somos, y es que somos carnívoros evolucionados a seres omnívoros (aspecto sobre el que no profundizaré en las razones fisiológicas, morfológicas y de otra índole de esta afirmación obvia), y, por tanto, cuando nos vemos amenazados, tiramos de nuestros miles de años de evolución y compramos de forma más sabia que cuando vivíamos en la abundancia, comportándonos de forma irracional.

Es reconfortante saber que, aunque todos los que nos dedicamos a este importante sector que mueve una parte muy importante del PIB español lo sabemos, la carne sigue suponiendo uno de los principales alimentos básicos y, en concreto, la carne de vacuno, por sus excepcionales valores nutricionales, que parece mentira que haya que seguir recordando.

Segunda etapa: “porque yo lo valgo

Los datos estadísticos sobre comportamiento de compra que se están observando durante la crisis del coronavirus en el consumidor medio español, es la evolución de los alimentos de conveniencia a los de indulgencia, es decir, al capricho, como las bebidas alcohólicas, patatas fritas, snacks, etc.

En esta nueva fase, donde pese a que estamos tomando conciencia de la importantísima relevancia de esta crisis sanitaria, económica y social a la que nos va a llevar irremediablemente el COVID-19, y cuyo impacto deberá del acierto de los gobernantes no solo nacionales, sino del resto de países del mundo, nos adentramos en otra situación en la que una vez somos conscientes de que no habrá desabastecimiento de los productos básicos como es la carne de vacuno, nos permitimos pequeños caprichos o lujos para compensar la tensa situación que hemos de vivir.

Pues bien, en esta nueva fase el consumo de carne se ha incrementado un 30%, frente al 17% aproximadamente de crecimiento que ha crecido el segmento alimentación en España.

Por tanto, se mantiene la preferencia por la carne como uno de los productos que nos ofrece más confianza para convivir con esta situación que puede ser límite en muchos hogares. Una vez más, tomamos decisiones pragmáticas y racionales, huyendo de modas, tendencias o falsos mitos que tanto han castigado al sector en los últimos años.

¿Qué podemos esperar del sector en tiempos de coronavirus? Retos inminentes

Las perspectivas a las que parece nos enfrentaremos en los próximos meses en lo que respecta a los hábitos de compra y a la situación de confinamiento, parece que pasarán por un estado de restricciones severas no inferior a más de dos meses desde la puesta en vigor del estado de alarma, pasando posteriormente a diferentes fases para ir recuperando progresivamente una situación de normalidad que, en ningún caso, pasará a ser precisamente eso – normal – hasta que no exista una vacuna.

Deberemos convivir por tanto con el coronavirus. Y en esta nueva situación, el sector ganadero, distribuidor y comercializador debe ser consciente de ello, vigilando especialmente los siguientes aspectos:

  1. Cuidado extremo de la seguridad de los trabajadores del campo y de todo el sector de la cadena de valor. No son pocas las empresas que están teniendo ya serios problemas de personal por bajas. No nos olvidemos que, aunque existan animales preparados para la puesta en circulación y exista incluso demanda, es necesario el factor humano y esto debe ser lo primero que debemos cuidar.

  2. Evitar la erosión o el conflicto entre los distintos agentes de la cadena. Es verdad que los distintos eslabones pueden tener ahora problemas bien diferentes. Por ejemplo, un ganadero de cordero lechal tiene un serio problema de venta ya que uno de sus principales clientes no tiene actividad alguna, y el lechal no puede esperar, mientras por otro lado, un carnicero puede ver incrementadas sus ventas si dispone de servicio a domicilio, venta online y tiene una sólida cartera de clientes. Por tanto, hay muchas diferentes situaciones dentro de un sector que tiene ahora si cabe muchas aristas.

    Cuando los números no salen, estamos viendo como hay ganaderos, industrias y otros sectores, que están modificando sus estrategias en cuanto a canales de venta e, incluso, precios para capear el temporal que puede directamente llevar al cierre.

    Es razonable y hasta necesario que, en esta situación excepcional, los responsables de las distintas empresas adopten soluciones diferentes a problemas distintos. Pero no podemos olvidar que, cuando pase esta situación, tendremos que volver a recurrir a los clientes de los que siempre hemos vivido. Por tanto, tomemos soluciones imaginativas y sobre todo rápidas, pero sin olvidar el medio-largo plazo.

  3. Defender el sector ahora más que nunca. Los profesionales del sector ganadero, los industriales, distribuidores y los que están en el punto de venta, se exponen igualmente y también es bueno hacerlo ver a la sociedad. El sector de vacuno en concreto tiene el doble reto de que en un mercado que cada vez es más nacional y menos internacional, debe dar la talla, desde el punto de vista no solo de abastecimiento a la población, sino del riesgo sanitario que inevitablemente asumen los trabajadores en su día a día.

Una amenaza que se puede convertir en una oportunidad

Si bien ahora quizás haya otras profesiones que merezcan todo nuestro apoyo y atención durante la crisis del coronavirus, como son las del ámbito sanitario, no deberíamos pasar por alto la obligación de reconocer el papel que desempeñó el sector del vacuno de cebo en España durante la crisis.

Y en este sentido, no debemos esperar solo a que alguien lo reconozca, es decir, debemos ser proactivos porque además de otros muchos motivos, es de justicia.

Qué rápido nos adaptamos y volvemos a las cosas importantes: la salud, la seguridad y la alimentación. Ya lo explicaba Maslow y nada como vivirlo para comprenderlo. No se trata de sacar pecho ni de buscar protagonismo por el oportunismo del momento, sino de ser ni más ni menos que justos. Me gustaría saber realmente cuál es la composición de la cesta de la compra de aquellos que se negaban al consumo de carne no hace muchas semanas. Por favor, seamos serios.